Resumen general sobre ”Los 7 pecados capitales del inversor” de Michael Dowling
y Brian Lucey.
1. Comprar y vender compulsivamente: Comprar y vender acciones cuesta dinero,
según un estudio realizado por académicos de los EEUU, el 20% de los inversores
particulares que más hacían trading en su cartera obtuvieron en el período de
estudio una rentabilidad media del 11,4%. El 20% de los inversores individuales
que dieron menos rotación a su cartera obtuvieron una rentabilidad media del
18,5%. Con esto podemos decir que las estrategias a largo plazo te pueden hacer
ganar más dinero que las estrategias a corto plazo.
2. Invertir por apariencia: La apariencia no es nada, los beneficios son algo y
el cash flow lo es todo. Invertir simplemente porque una empresa es conocida o
te gusta no es el camino seguro para el éxito. No hay que seguir las modas. Lo
que cuenta son los estados financieros y los fundamentales del valor.
3. Seguir a las masas: Sólo existe un número limitado de acciones de una
compañía, si todo el mundo quiere comprarlas, entonces las acciones subirán de
precio. La envida por la rentabilidad que están consiguiendo los demás puede ser
uno de los motores más potentes para crear burbujas. Comprar algo por encima de
su valor fundamental no representa ningún problema si existe otro inversor que
te lo compra más tarde, el problema se centra en que es bastante complicado
saber si tu no serás el último en comprar.
4. No Diversificar: El pecado capital por excelencia. Uno de los pecados más
comunes es el de invertir todo el dinero en 1 o 2 acciones. El principio es
sencillo, mediante la diversificación puedes atenuar el riesgo de tu cartera.
5. Orgullo: La naturaleza humana es reticente a reconocer sus errores. A los
inversores les suele costar comprender que han competido un error y suelen
evitar vender en pérdidas. Cuando cae la cotización de una acción en la que
hemos invertido solemos ser reacios a vender en pérdidas esperando que con el
tiempo la acción se recupere e ignorando las señales de alarma y las noticias
que nos pueden estar indicando que nunca más volverá a alcanzar el precio de
compra. La idea es: “Prefiero vender ahora que pierdo poco que mañana que
perderé mucho”.
6. Seguir la tendencia en precio de las acciones: Es un clásico para muchos
inversores tratar de determinar el precio futuro de las acciones basándose en la
historia reciente de la cotización de la acción. Parece que hay estudios
empíricos que demuestran que hasta el día de hoy no existe ninguna técnica que
basándose en la tendencia de una acción permita al inversor obtener
rentabilidades superiores al mercado. Este pecado nos dice a grandes rasgos, que
es más importante el análisis fundamental que el análisis técnico para basarte
en comprar o vender acciones.
7. Ignorar las lecciones de la historia: La memoria de los inversores suele ser
bastante corta, y ya se sabe, aquel que no aprende se sus errores suele
repetirlos. Es por esto por lo que las burbujas financieras. Sean realizado
estudios sobre la aparición de las nuevas industrias que en sus respectivas
épocas tenían un gran futuro y potencial (ferrocarril, aviación, electrónica,
internet) y realmente sólo un puñado de las empresas cotizadas en estos sectores
han tenido a largo plazo un buen comportamiento, pues acertar en plena burbuja
que empresas serán las ganadoras es una tarea bastante complicada.
Fuente: http://aprenderbolsa.com/