El ahorro es un fin muy perseguido y una de las fórmulas que pueden
encontrarse para tener algo de dinero en reserva es la del depósito a plazo
fijo. Para acceder a esta opción hay que tener en cuenta varios aspectos.
-La inversión mínima debe negociarse con el banco, ya que su cuantía es muy
variable, puede optarse por una liquidación de intereses mensual, trimestral,
semestral, anual o al vencimiento del plazo, según se especifique.
-El dinero no puede retirarse hasta que se cumpla el tiempo fijado para el
depósito, salvo que se reconozca la posibilidad en el contrato.
-El tipo de interés supera al ofrecido por las cuentas corrientes y de ahorro
para paliar el trastorno que puede suponer no disponer del dinero.
-La TAE. (Tasa Anual Equivalente) será siempre la mejor referencia para conocer
la rentabilidad real, ya que contempla también el pago de comisiones o la
periodicidad en el cálculo de los intereses, mientras que el interés nominal
sólo indica el beneficio del producto.
-Como el dinero estará inmovilizado durante un largo tiempo, se deben hacer los
cálculos necesarios que determinen si durante ese periodo se necesitará o no la
cantidad depositada,
-Resulta conveniente pactar también por contrato que, en caso de penalización
por retirar el dinero antes del plazo ésta sea la mínima posible.
-Es preciso comunicar por escrito a la entidad la voluntad de no prorrogar el
depósito a su vencimiento, ya que, de lo contrario, ésta se producirá de manera
automática.
-Fiscalmente hablando, son más atractivos los depósitos con una duración
superior a dos años.
-Un depósito no puede experimentar variaciones en el valor nominal como los
bonos u obligaciones ya que no es un valor negociable en ningún mercado.
-Suele establecerse una cláusula según la cual, una vez llegada la fecha de
vencimiento, el depósito se prorrogará de manera automática por un plazo igual
al anterior y con un mismo tipo de interés, a no ser que el titular o la entidad
confirmen lo contrario.
Fuente:
http://es.biz.yahoo.com/080102/193/5tm5o.html